Posmodernismo – construcción social

DCF está en constante transformación. Somos más que una organización; DCF son las relaciones humanas que construimos continuamente y son las personas que forman parte de los proyectos, actividades, etcétera. Para nosotros lo importante es cómo nos relacionamos con las niñas, niños, adolescentes, sus familias, comunidades, entre nosotras y nosotros como equipo, con otras y otros profesionales, organizaciones públicas y privadas, donantes, etcétera.

Nos interesan y nos hacen reflexionar las ideas postmodernistas que cuestionan la verdad única o como Harlene Anderson (1999) dice, la existencia de «un mundo real externo» (pág. 72) que se puede describir en términos objetivos. El posmodernismo ve al conocimiento como «una construcción social, al conocimiento y al conocedor como interdependientes» (pág. 73).

El mundo es una construcción social que no es fija. Cada uno vivimos y contamos la realidad de forma distinta. Es algo bello y nos conlleva a la complejidad e infinidad de la realidad. Nos libera de la necesidad de convencer a la otra persona de nuestra verdad. Nuestra verdad es como una voz más en la polifonía de muchas voces.

Buscamos liberarnos de la necesidad de controlar y entregarnos a la incertidumbre, generando curiosidad hacia la otra persona y su versión y disfrutando la diversidad de los múltiples puntos de vista y verdades.

Las prácticas colaborativas y dialógicas

Las PCD son una postura filosófica (Anderson, 1999) ante la vida, son una manera de ser y de estar, mediante la cual se reconoce a la otra persona como un ser único, capaz de ser agente de su propia transformación, de reconocer sus fortalezas y recursos. no estamos para resolver un problema sino para facilitar un proceso de transformación mutua.

Los elementos principales de nuestra postura son:

Fuente: Anderson, Harlene. (1999). Conversación, Lenguaje y Posibilidades. Paraguay: Amorrortu Editores S.A.

INCERTIDUMBRE

No estamos seguros, no estamos protegidos por nuestro saber. Lo decisivo no es tanto que tengamos ideas preconcebidas, sino lo que hagamos con estas. Es nuestra voluntad de arriesgar y de dudar constantemente. Abrazamos la incertidumbre, soltando al control imaginario.

NO SABER

No sabemos lo que la otra persona quiere decir o necesita, sino que nos comprometemos a aprender con ella o él y a tratar de entenderle, buscando significaciones por medio de lenguaje, aceptando que nunca podemos entender completamente a la otra persona.

TENTATIVIDAD

Somos libres de aportar a la conversación con nuestra formación, saberes, experiencias y conocimientos; sin embargo, lo hacemos de una forma tentativa, por ejemplo, al mencionar: “cuando usted contó esto, algo que leí recientemente, vino a mi mente. ¿Quisiera que lo comparta con usted? (…) ¿Qué piensa usted de lo que acabé de compartir?” Por lo tanto es ella o él es quien decide qué hacer o no hacer.

CADA PERSONA ES LA EXPERTA EN SU VIDA

La otra persona es quien conoce a profundidad lo que le está pasando, lo que ha vivido y los recursos y capacidades que tiene. Por lo tanto en el diálogo con la otra persona se busca caminar juntos hacia lo desconocido en vez de controlarla y dirigirla. En vez de ser expertos, somos curiosos y buscamos a entender, sabiendo que nunca comprenderemos completamente.

SOMOS INVITADOS

Somos invitados en la vida de las niñas, niños, adolescentes y sus familias. Somos huéspedes, por lo tanto llegamos hasta donde ellos lo permiten.

RELACIONAL

Existimos y co-construimos nuestra identidad en la relación con las otras personas, No podemos existir sin la otra persona. La relación nos permite construir realidades distintas.

TRANSFORMACIÓN

En cada encuentro con la otra persona aprendemos mutuamente y generamos nuevo conocimiento. Estamos en constante transformación.

FE

Teniendo fe en la otra persona, visualizamos y acompañamos en la generación de nuevos recursos que permiten enfrentar la situación que está viviendo, dejando de lado los prejuicios y construyendo puentes hacia otras realidades posibles.